martes, 4 de septiembre de 2012

La soledad nos habita









La soledad está aquí, entre nosotros, somos nosotros. En ti, en ella, en él, en ellos, en mí, en todos. Al principio de la vida, durante y al final de ella nos acompaña no importa donde estemos, adonde vayamos, cuan rápido andemos o cuan despacio vivamos. La soledad nos habita. Allí está ella, nuestra soledad. Nuestra única y verdadera compañera de la vida. Nuestra mejor amiga. 



La soledad es a veces lluvia que cae en mitad de los sueños  o un sol abrazador de verano que asfixia la tristeza de la tierra. Es una ciudad con sus mil ruidos, su sinfín de colores y el bullicioso espectáculo de la vida que nos envuelve. Es una flor en un mundo de flores. Es una gota de agua en el mar. Es una mariposa en el árbol o el último pájaro de una bandada en vuelo hacia al sur a finales del otoño. Es una playa interminable de arena fina frente al mar Báltico y son todos los días monótonos que pasan de largo frente a nosotros en algún momento de la vida.

La soledad es ese instante en que mi memoria despierta en ti y te devuelve a la vida; y me recuerda el placer de ser tuyo, la alegría de mi piel bajo tus manos y la emoción de volverte a ver. En mí hay  sueños que no te olvidan y me tienen condenado a sentirme solo. Solo en medio de la soledad.

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