martes, 25 de septiembre de 2012

Los salarios de los congresisitas del país más injusto de la región.







¿Cuánto nos cuestan los congresistas en Colombia?


1º- Sueldo básico de un Congresista: $5.088.646.oo, mensuales.
2º- Gastos de Representación de un Congresista: $9.046.485.oo, mensuales.
3º- Subsidio de vivienda de un Congresista: $5.496.999.oo, mensuales.
4º- Prima de bienestar y salud de un Congresista: $ 1.413.508.oo, mensuales.

Total devengado: $21.045.638.oo, mensuales. (Veintiún millones, cuarentaicinco mil seiscientos treintaiocho pesos).

Es importante resaltar que la anterior cifra no incluye:

1º- Prima de mitad de año
2º- Prima de Navidad
3º- El nombramiento de un equipo de colaboradores, como mí­nimo cinco, dentro de las llamadas: UTL, Unidades de Trabajo Legislativo.
4º- Esquema de Seguridad
5º- Tiquetes aéreos nacionales e internacionales.
6º- Servicios de telefoní­a nacional e internacional.
7º- Derechos de franquicia nacional e internacional.
8º- Un vehí­culo blindado con conductor, libre de combustible.

Según el columnista Uriel Ortiz Soto, en su artí­culo "Cuánto cuesta un congresista", del diario El Espectador, un congresista teniendo en cuenta las variables anteriormente nombradas, cuesta un total $83.333.333.oo mensuales a los contribuyentes, es decir a usted y a mí­.

Tomando como base esta cifra, anualmente un congresista cuesta aproximadamente 1.000.000.000 (mil millones de pesos) y teniendo en cuenta que su periodo de estancia en el congreso, es un cuatrienio, serí­an4.000.000.000 millones de pesos (cuatro mil millones de pesos), el costo total de un solo congresista para los contribuyentes.


Por otro lado, en Colombia el salario mí­nimo en el 2011 es de 535.600 pesos y el subsidio de transporte es de 63.600 pesos. Haciendo una simple división encontramos que con el sueldo de UN congresista ($21.045.638.oo) se le podrí­a dar trabajo a 39 trabajadores colombianos (recordemos que son 268 congresistas y hagamos cuentas).


Datos tomados de http://www.revistagobierno.com/portal/index.php/economisa-y-negocios/ambito-nacional/5634-especial-el-costo-de-los-congresistas-colombianos








Quién es pobre y quién es indigente en Colombia? 
  • Se considera indigente una persona cuyo ingreso mensual esté por debajo de $120.588. 
  • También se considera pobre un hogar conformado por cuatro integrantes, cuyo ingreso mensual se ubique por debajo de $1'125.536. 
  • Ese mismo hogar se clasifica en la categoría de indigente si su ingreso mensual es inferior a los $482.352, según el informe del Mesep, que integra El Dane.


Pobres e indigentes 

Los pobres en Colombia suman 19'899.144, en tanto que las personas que están sumidas en la pobreza extrema o indigencia suman 7'159.172. 

Así mismo, la desigualdad, medida a través del Coeficiente de Gini, bajó de 0,589 en 2008 a 0,578 en 2009. 

La ciudad con mayor número de pobreza es Manizales, con 45,4%. Bogotá tiene 22% de pobreza. La ciudad con menor pobreza es Bucaramanga. De igual forma, la ciudad con mayor pobreza extrema o indigencia es Manizales, con 11,7%. Bogotá tiene 4,1%. La que menos registra este fenómeno es Bucaramanga con 2,2%. 

El informe destaca que las reducciones más importantes de pobreza, entre 2008 y 2009, se presentaron en Bucaramanga, Ibagué y Manizales, mientras que Pasto, Pereira y Cali presentaron los más altos incrementos. 


Datos tomados del periódico El País de Cali.




























lunes, 24 de septiembre de 2012

La vida consiste en escapar de una celda que odiamos







 „La vida consiste en escapar de una celda que odiamos, hacia otra que todavía tenemos que aprender a odiar”.
Franz Kafka



Resulta que uno sabe que la felicidad siempre está de paso. Que se va apenas está llegando. Que la vida es lo que sucede mientras regresa la felicidad. Que uno no puede hacer nada para encontrar o evitar la felicidad.
La sabiduría es algo que el tiempo le regala a uno a punto de tristezas. Las decepciones son la suma de recuerdos que nos deja la vida. Lo único cierto es que todos sin excepción no somos felices por mucho tiempo. Vivimos pensando en ella, pero ella vive pensando en irse.
Todos tiritamos de tristeza mientras reímos. Salimos de rumba para ver si la felicidad se apiada de nosotros y nos saca a bailar. Pero no, la felicidad no visita esos antros de mala muerte donde con afán la buscamos.
Así que hoy me he despertado con esa tranquilidad que da el saber que la felicidad es como la lotería: nunca le toca a uno. Pero que a otros parece que sí les ha tocado. Desayuno leyendo el periódico. Siempre dicen lo mismo y los temas se repiten año a año. El periódico por eso se puede leer cuando uno quiera que siempre es de actualidad.
Desayuno café y croasán como todos los días. La rutina es mi forma de vida. Me salva de tener que pensar. Pensar es a ratos una tortura. Imaginarse el mundo que hay fuera de uno puede ser doloroso. Me gusta quedarme agazapado dentro de mí y observar todo de lejos, desde la comodidad del que sabe que nada ni nadie lo toca. Las tragedias, los muertos, las bajezas son siempre iguales. Los seres humanos no cambiamos. Cambia la tecnología.
Con el amor nunca he tenido suerte. Muchas promesas, sonrisas y besos, pero nunca nadie me tomó de la mano por más de un par de días. No creo que el amor sea la solución de la vida. Más bien es un problema para la vida. No lo digo con amargura. Lo digo, porque es lo que he visto en los días de mi vida.
La felicidad es una quimera, es una fiesta a la que uno nunca está invitado. Es el otro lado de la realidad.
El amor es una estación, pero no el viaje. La felicidad que trae el amor se va de repente. Con el tiempo he aprendido a saber desde antes en qué momento el amor se ha despedido de mí aunque siga ahí mirándome con ojos enamorados.
Resulta que hoy me he levantado dispuesto a vivir sin la felicidad, porque hay muchas cosas que hacer y lo que yo no haga, nadie lo hace. 
No me dan ganas de escapar de mi destino.


martes, 4 de septiembre de 2012

La soledad nos habita









La soledad está aquí, entre nosotros, somos nosotros. En ti, en ella, en él, en ellos, en mí, en todos. Al principio de la vida, durante y al final de ella nos acompaña no importa donde estemos, adonde vayamos, cuan rápido andemos o cuan despacio vivamos. La soledad nos habita. Allí está ella, nuestra soledad. Nuestra única y verdadera compañera de la vida. Nuestra mejor amiga. 



La soledad es a veces lluvia que cae en mitad de los sueños  o un sol abrazador de verano que asfixia la tristeza de la tierra. Es una ciudad con sus mil ruidos, su sinfín de colores y el bullicioso espectáculo de la vida que nos envuelve. Es una flor en un mundo de flores. Es una gota de agua en el mar. Es una mariposa en el árbol o el último pájaro de una bandada en vuelo hacia al sur a finales del otoño. Es una playa interminable de arena fina frente al mar Báltico y son todos los días monótonos que pasan de largo frente a nosotros en algún momento de la vida.

La soledad es ese instante en que mi memoria despierta en ti y te devuelve a la vida; y me recuerda el placer de ser tuyo, la alegría de mi piel bajo tus manos y la emoción de volverte a ver. En mí hay  sueños que no te olvidan y me tienen condenado a sentirme solo. Solo en medio de la soledad.

El tiempo es eterno








El tiempo es eterno. Nosotros somos pasajeros, efímeros y fugaces. No alcanzamos a llegar, cuando ya nos vamos. Siempre estamos partiendo. La llegada es la partida. 

Todo lo que logramos lo volvemos a perder. Por un instante nos es dado la felicidad, el éxito, la gloria y el amor. Luego, todo se va, se acaba, se transforma, se disuelve. Y ya no es. Así es nuestra vida. 

Pero el tiempo queda. Enorme, inconmensurable, eterno, ilimitado. El tiempo es espeso, denso y nos envuelve del todo hasta aplastarnos. 

El tiempo nos deshace. Nos devuelve a la nada. Nos recuerda que estamos acá por un instante de amor y nada más.