viernes, 6 de julio de 2012

El amor sólo admite dos preguntas










Estoy pensando en ese momento en que damos el paso definitivo entre “me gustas mucho” y “te quiero”. Dudo en si es un acto voluntario o la fuerza de la vida. En ese momento dejamos nuestra seguridad y nos lanzamos al vértigo de una caída libre en un mundo nuevo sin certeza alguna. Pero a la vez es tal la fuerza que nos impulsa y una irremediable voluntad de entregarse al otro que nada ni nadie parece ser capaz de detenernos. La serenidad de los días corrientes nos abandona y somos capaces de hacer y decir cosas que no creemos normalmente que haríamos. El comienzo del amor es morir de dicha y de susto al mismo tiempo. Una y otra vez saber que se bordea el rechazo y el ridículo, pero nada importa, insistimos. El amor es una experiencia que nos lleva a descubrir un yo nuevo y diferente: vulnerable y valiente a la vez.

Tú me hiciste sentir de nuevo el golpe de adrenalina que de adolescente viví cuando me atrevía a hablarle a alguien que me gustaba. Escribirte que me gustas muchísimo y luego que te quiero me costó tantos meses de duda e incertidumbre. Porque tú me gustas desde que te vi por primera vez y te pedí amistad. Y me pasó lo mismo que cuando era adolescente: te miraba desde lejos, leía los diálogos con tus amigos, miraba tus fotos haciendo payasadas (me encantan)  la manera en que te vistes -estás sensacional y perfecta en un matrimonio-, o cuando te abrazas a tus amistades y sales con ellos a beber algo. Yo te miraba como un adolescente que no se atreve a decir lo que siente.
  
Tengo en mi mente la primera foto tuya:  con tu pelo que creo que llevabas ondulado y esa mirada de por qué yo no me atrevo a decirte que me gustas. Me fascinan tus ojos, tu piel cada una de tus pecas, el color de tu pelo, como posas para las fotos, tus paseos, cuando andas en coche. Todo de ti. Lo que dices y escribes.
Tus películas que dicen mucho de ti, tu voz  y tu risa. Se ve que todos te quieren.
Y yo me pregunto por qué te quiero si no te conozco. Pero la verdad es que te conozco aunque no te haya visto.
Y cuando te digo que te quiero es que también te quiero ver en persona, perderme en tu mirada, sentir tu cercanía, dejar que tu presencia me embargue, tocarte, rozarte casi por descuido, dejar mi mano en tu mano un instante más de lo usual para que sepas que me gustas, que siento algo maravilloso porque existes.

Y es claro que sólo podré quererte de verdad verdad cuando estemos uno frente al otro.

El amor sólo admite dos preguntas: ¿por qué me quieres si no me conoces? y ¿por qué me quieres si me conoces? Y las dos tienen la misma respuesta: nadie lo sabe, pero el amor es así.



1 comentario:

  1. Es románticamente extraño, sentirse tan atraído y no atreverse decirlo. Personalmente no creo ser capaz de querer sin conocer, se me hace difícil y enfermizo al mismo tiempo, me parece nocivo pero hay quienes lo hacen.

    Te felicito

    ResponderEliminar