viernes, 8 de julio de 2011

Un mar con una niña linda



Erase una vez
un mar con una niña linda
de ojos azul cantábrico
piel del color del oro
y una promesa en la boca,
que vivía en él sin saberlo ni quererlo.


Los ojos tan azules que se reflejaban en la ventana del tren esa mañana de otoño acababan de cumplir los once años. El vidrio estaba cubierto de escarcha medio derretida. Eran las siete de la mañana y la temperatura no pasaba de los nueve grados. El aire del mar llegaba hasta el borde del tren y desaparecía hacía el sur. La niña linda miraba el paisaje conocido del Cantábrico. Pensaba en un país lejano que no había visto nunca, pero que sabía estaba lleno de palmeras, de días de sol y donde el mar era cálido y amigo de todos. Donde ella un día iría en busca de su destino. Un destino condenado a la felicidad. La niña suspiró y se acomodo en la silla mientras tomaba con fuerza la maleta del colegio.

1 comentario:

  1. Me encantó tu pequeño cuento, tu poema y sobre todo el camino de ilusiones y sueños...

    Besos grandes!

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